20 de marzo de 2009

Carlos Gómez, el maestro


Carlos Gómez, biólogo dedicado al renacimiento del temazcal en México, principalmente en el estado de Morelos, dónde actualmente reside, ha logrado adaptar la tradición original de nuestros ancestros a la forma de vida actual. Con un respeto absoluto hacia las prácticas ancestrales, ha llegado a un equilibrio perfecto para propiciar la evolución del temazcal.
En compañía de su esposa, Minerva Castelán y de Abril, su primogénita, han empeñado un gran esfuerzo como temazcaleros, en el temazcal de Santa María Ahuacatitlan, poblado vecino a Cuernavaca, y en lugares como el hotel La Posada del Tepozteco y la Hacienda San Gabriel Las Palmas. Carlos y Minerva han sido también maestros de algunos afortunados, entre los cuales tengo el privilegio de estar, al igual que Ignacio Maldonado; iridólogo, herborista y temazcalero, a cargo de La Planta Médica en Chimalistac, D.F.
Dada su percepción e intuición claras, algunas personas han nombrado a Carlos chamán. Imagino su humildad al escuchar tal nombramiento y la sencillez con que sigue su camino en esta hermosa tradición. La calidez de Carlos al dar la bienvenida en cada sesión, hace que el temazcal sea un descubrimiento profundo en la vida de cada participante. La relajación a la que se llega en una sesión invita a la introspección, es por esto que las cualidades de orden espiritual son reconocidas por las personas.
Al entrar al temazcal, según la tradición que Carlos Gómez practica, regresamos al vientre materno; a la madre tierra que nos acoge una vez más para sanar física, emocional, intelectual y espiritualmente. Al entonar distintos cantos dentro del temazcal, como el que a continuación se encuentra, accedemos a la armonía propia y de allí al reconocimiento del espíritu que es en nosotros.
"Tierra, mi cuerpo.
Agua, mi sangre.
Aire, mi aliento.
Fuego, mi espíritu."

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